En Los juicios de la ciénaga y la horqueta Adalberto Mendez Santana relata acontecimientos aciagos, acaecidos en un lujoso barco repleto de viajeros que parte de España, rumbo a una isla del Caribe. En el mismo van personas de distintas costumbres y credos: unos viajan con planes de ubicación y mejorar sus condiciones económicas, otros por placer.

Se suscita un ambiente de rencillas donde surgen ataques físicos y furtivas amenazas de muerte. La misma naturaleza parece volcarse en contra, viéndose la nave impactada por un voraz huracán y ataques de salvajes piratas. Todo el enorme océano parece una gigantesca ciénaga de serpientes y toda especie de venenosas sabandijas marinas.

Hay momentos de comedia y fiesta, donde se suscitan acontecimientos raros que exceden los límites de la naturaleza, dejando a todos estupefactos. La insidia, los acosos y las amenazas prosiguen más allá del desembarco, con desenlaces desgraciados para muchos y victoriosos para otros.